Si alguien te preguntara si te gustan las artes, probablemente dirías que sí, al menos en teoría. Ahora bien, del dicho al hecho hay mucho trecho: según la Encuesta Nacional sobre Hábitos y Consumo Cultural 2020 realizada por la Difusión Cultural de la UNAM, durante el confinamiento provocado por la pandemia, las visitas a museos por internet no recibieron atención por parte de 64.9% de los encuestados o lo hicieron menos de una hora para 23.5%, lo que da un total de 88.4%. Los que dedicaron más de 5 horas a esta actividad sumaron apenas 0.6%. Antes de la pandemia, ir a museos era la segunda actividad más importante que realizaban los entrevistados.

¿La razón? No tenemos tiempo para el arte: estamos agobiados por nuestras responsabilidades cotidianas. Tal vez pongas un poco de música de fondo mientras trabajas o haces las tareas domésticas, pero incluso antes de la pandemia, rara vez ibas a un concierto en vivo, y mucho menos visitabas una galería o veías una obra de teatro. ¿Y leer poesía? Quizá no desde la prepa.

No obstante, ¿por qué es importante exponer a tus hijos al arte desde pequeños?

El arte no debería ser percibido como un lujo

Con mucha frecuencia, dejamos que la monótona realidad de la vida se interponga en el camino de las artes, que pueden parecer frívolas en comparación. Pero esto es un error. Las artes son lo contrario a una distracción de la realidad; pueden ser la visión más realista que tenemos de la naturaleza y el significado de la vida. Y si se dedica tiempo a consumir y producir arte -del mismo modo que se dedica tiempo al trabajo y al ejercicio físico y a los compromisos familiares-, la vida será más plena y feliz.

El arte trasciende los meros buenos sentimientos. Puede provocar en nosotros toda la gama de experiencias y emociones. Una canción melancólica puede inspirar tristeza, que puede ser una experiencia extrañamente extática. Incluso la experiencia del miedo puede hacer que el arte parezca aún más sublime.

Es posible que puedas considerar al arte como «un puro placer para experimentar y participar», es decir, que lo veas de la misma manera que salir a comer o saltar del paracaídas: como un artículo de lujo en sus limitados presupuestos de tiempo y dinero. En resumen, es probable que lo percibas como cualquier pasatiempo.

No cometas este error. Trata el arte no como un placer de distracción, sino como el ejercicio o el sueño o las relaciones amorosas: una necesidad para una vida llena de profunda satisfacción.

Los beneficios del arte en los niños

Para potenciar el crecimiento y desarrollo hay que exponerlos a diferentes elementos. Exponerlos a una edad muy temprana a las artes es uno de ellos. Aunque no hay una edad concreta para hacerlo.

Hacerlo es importante para áreas como la alfabetización, las matemáticas y las ciencias, así como el desarrollo general de las habilidades comunicativas, pero también afecta positivamente a su desarrollo socio-emocional.

Museo Universitario del Chopo /
Espiral para sueños compartidos
Carolina Caycedo

Cuando los niños participan en el proceso artístico de cuestionamiento, creación de significados, experimentación, asunción de riesgos, reflexión, curiosidad y alegría, ello repercute positivamente en este desarrollo y en la comprensión del mundo que les rodea.

Las artes pueden mejorar el estado de ánimo de tu hijo. Los niños tristes muestran una mejora del estado de ánimo al realizar un simple ejercicio de dibujo. Los niños se vuelven más sociables cuando realizan proyectos artísticos. A través de esta actividad aprenden a establecer una conexión con otras personas. El arte les permite conectar con otros niños de su edad; les ayuda a ganar amigos y a aprender a confiar en otras personas.

El arte en los niños pequeños también tiene efectos positivos en su desarrollo cognitivo. Las actividades artísticas sencillas utilizan todos los sentidos del cuerpo y activan y estimulan su cerebro. Cantar, bailar o dibujar estimulan y desafían sus jóvenes mentes. Los estudios han demostrado que cuanto antes expongamos a nuestros hijos a las artes, mejor serán en muchas cosas.

Orgánico artificial
Maribel Portela

El arte para tener una visión panorámica

Involucrarse en el arte después de preocuparse por las minucias de la rutina es como mirar el horizonte después de haber pasado demasiado tiempo mirando fijamente un objeto concreto: Tu percepción del mundo exterior se amplía. Este reenfoque permite lo que el neurocientífico de Stanford Andrew Huberman llama visión panorámica, que amplía nuestra perspectiva de la verdadera realidad al aumentar nuestra conciencia del mundo en general.

El arte extiende nuestra apertura mental y proporciona un alivio del estrecho tedio de la voluntad. «La verdadera obra de arte nos lleva… [a] aquello que existe perpetuamente y una y otra vez en innumerables manifestaciones», escribió Schopenhauer en 1851.

«El mundo es demasiado para nosotros; tarde y pronto, / obteniendo y gastando, malgastamos nuestras fuerzas», escribió William Wordsworth en un poema de 1807. «Poco vemos en la naturaleza que sea nuestro». Wordsworth quería decir que, abandonados a su suerte, muchas personas permiten que la vida se convierta en una rutina adormecedora de trabajo, ganancias y lucha por más, en busca de una satisfacción que nunca parece llegar.

Schopenhauer sostenía que la voluntad conduce de hecho a una forma de engaño, en la que nuestro enfoque se vuelve tan estrecho que ya no percibimos la realidad objetiva. Nos obsesionamos con nuestras experiencias cotidianas, que son pequeñas y subjetivas, oscilando sin reflexionar entre el deseo y el aburrimiento.

El arte, por el contrario, nos obliga a dejar de mirar a través del popote de nuestra vida cotidiana y ver el mundo tal y como es. Al experimentar el arte, contemplamos y absorbemos ideas universales, en lugar de fijarnos en las minucias embrutecedoras y egoístas del yo, yo, yo.

Piensa en una ocasión en la que escuchaste una pieza musical y quisiste llorar. O recuerda el vértigo que sentiste al salir de una estrecha calle lateral de una ciudad desconocida y encontrarse en una hermosa plaza. Lo más probable es que no sintieras que el objeto de la belleza era un narcótico que te adormecía. En cambio, probablemente precipitó un despertar visceral, muy parecido a la descarga de una bocanada de oxígeno puro después de respirar aire contaminado.

El estado de las cosas
Marcos Castro

Cómo iniciarse en el arte

Ejercer el arte entonces, se presenta como una necesidad, como lo mencioné anteriormente, aunque, ojo, no estoy diciendo que debas dejar tu trabajo y convertirte en poeta. Pero deberías hacer un esfuerzo diario para salir de la rueda de Ixión.

Empieza por programar el arte en tu horario, empezando por 15 minutos antes o después de la comida si puedes. Haz una lista de la música, la poesía, la literatura y el arte visual que quieras disfrutar y aprender más.

Día a día, ve reduciendo tu lista. Te sorprenderá lo mucho que puedes abarcar en un breve espacio de tiempo, y aún más el efecto transformador que tendrá en tu aprecio por la vida, aparentemente incluso en áreas no relacionadas con las artes.

Lo siguiente será iniciarte en el arte. Toma una clase de cerámica o acuarela, o escribe un poco de poesía. Aunque no existen estudios empíricos que midan la cantidad de conciencia existencial que se obtiene al hacer arte, unos pocos estudios sugieren profundos beneficios psíquicos.

Intenta no centrarte demasiado en tu rendimiento. No se trata de que todo el mundo tenga que ser un gran artista, sino de que todos podríamos beneficiarnos de abrir nuestra conciencia a la conciencia cristalina que existe en el ámbito creativo. Y ya no se diga tus hijos, que lo estarían haciendo desde temprana edad.

Una respuesta a “Por qué exponer a tus hijos al arte desde pequeños”

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