La paternidad moderna tiene un nuevo modelo a seguir. Olvídate de Cristiano, Brady o Jason Kelce, la figura paterna a la que cualquier hombre debería aspirar como papá es un perro heeler de dibujos animados que habita en los suburbios de la ciudad australiana de Brisbane, cuya hija se llama Bluey.

¡Ajá! Bandit es el padre de Bluey, la exitosa serie animada originaria de ese país, transmitida por Disney+ y que, curiosamente también es la serie más vista en los servicios de streaming de Estados Unidos en 2024. Solo el episodio The Sign fue el mayor estreno de la historia para un episodio de Bluey en Disney+, con 10,4 millones de visitas.

En fin, en esta página somos fans de la serie, al grado de que incluso tenemos nuestros episodios consentidos. Pero, a todo esto, ¿de qué va la serie? Pues bien, trata sobre la vida doméstica de la cachorra protagonista, una heeler o pastor australiana azul que vive con sus padres y su hermana de cuatro años, Bingo, en Brisbane.

Alguna vez, el director de cine alemán Wim Wenders comentó sobre las películas de su ídolo, el cineasta japonés Yazujiro Ozu, y decía que éstas aunque son tan japonesas en su esencia, son, a la vez, universales. Bluey es muy mundana, pero tiene el acierto de alejarse del folclor del Outback, de canguros y koalas, para que así, al igual que las cintas de Ozu, su riqueza radique en la universalidad de los temas que trata.

Esta frescura está presente, sobre todo, en su perspectiva sobre la paternidad. Bandit es un padre tranquilo pero ingenioso que está muy involucrado en el cuidado diario de sus niños. Desde las labores de limpieza, hasta cuestiones escolares de los niños, Bandit navega con tranquilidad haciendo el trabajo pesado de la vida doméstica y del juego con sus hijas, un arte.

Otros papás en dibujos animados

El creador de la serie, Joe Brumm en alguna entrevista lo definió como «Alguien competente. Un buen padre». Esto, en el universo de las caricaturas contemporáneas lo convierte en una aguja en un pajar. Basta que te tomes unas horas echándole ojo a los diferentes programas para niños y verás que desde Homero Simpson hasta el papá de Fink de Hora de Aventura, o cualquier otro que se te ocurra, los papás de dibujos animados tienden a cargar con el estereotipo de ser o unos tontos bufones hasta los más desentendidos de sus familias.

Bandit jugando con sus hijas Bingo y Bluey.

Sin ir tan lejos, el papá en Peppa Pig es un ejemplo que viene muy al caso. Daddy Pig es un glotón de buen carácter con una enorme panza cuyos esfuerzos en la lectura de GPS, su destreza para preparar carne asada o realizar cualquier arreglos de la casa –que suelen ser fortalezas en la experiencia paterna–, siempre terminan en desastre.

En una encuesta realizada por el sitio web de madres Netmums, el 93% de los padres estuvo de acuerdo en que la representación de los papás en los medios no reflejó lo que en realidad contribuyen hoy a la vida familiar.

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Casi la mitad dijo que tales representaciones podrían hacer que los niños piensen que los papás son unos «inútiles», mientras que el 28% afirmó que los programas eran una «forma sutil de discriminación». Sólo pónganse a pensar y trasladen esas mismas bromas que se hacen de los papás, a las mujeres, minorías étnicas o grupos religiosos –para qué les cuento el numerito que se armaría en redes sociales.

Una figura paterna muy real

Pero Bandit no es una figura de alegoría política, sino una representación directa del aquí y el ahora. Y el enfoque de Bandit para la crianza de los hijos simplemente refleja la propia experiencia de su creador y la de su círculo de hermanos y compañeros. Brumm es, como muchos, un papá que procura estar en todo lo que concierne a sus hijos: las tareas domésticas, jugar con los niños, el trabajo, en fin, todo.

En comparación con la época de nuestros papás, en el que los cambios de generación en generación eran muy lentos, ahora, los cambios se han dado tan rápido y esto ha permitido que podamos asumir la paternidad más de lleno.

Gran parte de las historias que suceden en Bluey tienen el tinte autobiográfico de Brumm, y él comparte muchos rasgos con Bandit. También es padre de dos niñas pequeñas, dirige su propia compañía de animación, hizo home office durante sus primeros años para convertirse en una figura activa en su vida cotidiana.

Bandit privilegia el juego

Hay algo claro con Bluey: la caricatura es un bastión del juego y defiende su importancia a diestra y siniestra. La serie animada todavía era un concepto cuando la hija mayor de Brumm comenzó a ir a la escuela. Su experiencia cambió el curso de la serie.

El creador de Bluey notó que, al restarle su tiempo de jugar a su niña y enfocar su vida a todos los temas académicos, la mirada de su hija se apagó. Así que Brumm se metió a investigar sobre la relevancia del juego para el desarrollo infantil, y entonces decidió darle un giro a la educación de la niña. Descubrió que dominar estas habilidades del jardín de niños es una etapa vital en la evolución de los niños que se convertirán en criaturas con conciencia social. Los juegos en los que le da vuelo a su imaginación pueden ofrecer lecciones autodidactas y muy poderosas sobre cómo cooperar, compartir e interactuar.

Este cambio de enfoque tuvo un enorme impacto en lo que sería el programa. Centrarse en el juego imaginativo y los escenarios que percibió con sus hijas ayudaron a darle el ángulo correcto a Bandit y a descubrir el potencial creativo para este hoy muy querido personaje. Y como consecuencia, también le permitió a Bandit mantener un grado de dignidad sin dejar de ser un personaje cómico.

El papá juega un papel central en estos juegos descabellados con sus hijos. Un minuto finge ser un comprador de estatuas animadas (su hija) y al siguiente está inmerso en una aventura al estilo de Indiana Jones . El show está enfocado 100% en estos juegos fantásticos con los hijos, lo que permite que este papá seguro y afectuoso pueda cambiarse a estos escenarios sin lucir como bufón.

Sin embargo, aunque Bluey es un programa sobre el juego, eso no significa que todo sea miel sobre hojuelas para los adultos. Esta no es una representación de sólo lo bonito de la paternidad: a Bandit también le sacan sus canas verdes. El programa no oculta nunca el hecho de que la crianza de los hijos es un trabajo muy sangriento.

Bandit nunca puede hacer lo que quiere, pues sus deseos son socavados constantemente por los caprichos de la vida familiar. Sus intentos de leer el periódico, ver el rugby o trabajar desde casa son invariablemente saboteados por las niñas.

Cuando te conviertes en padre, te enfrentas a uno de los mayores períodos de aprendizaje y sacrificio que tienes en tu vida, y debes sacudirte los últimos vestigios de egoísmo. Tus deseos y necesidades ahora son completamente irrelevantes —llámese críquet, relojes, coches o películas. Estás aquí para proveer. Y eso Bandit lo tiene completamente asumido.

Bandit está contento con su paternidad

Hay un episodio llamado «El murciélago de la fruta», en el que se muestran todas las cosas que realmente quiere hacer Bandit, pero que no puede hacer en vista de las nuevas responsabilidades a las que se enfrenta. Solo que no hay ningún rastro de arrepentimiento. Bandit está contento con cómo se ha transformado su vida. Lo ha aceptado.

En el hilarante capítulo titulado «Comida para llevar», Bandit pasa una experiencia desastrosa al esperar con sus pequeñas su pedido de comida afuera de un restaurante oriental. Sin embargo, al final, después de todos los corajes, reflexiona sobre la importancia de valorar el periodo de la infancia que viven sus pequeñas.

Al ser papá, Brumm sabe de lo que está hablando por experiencia propia. Entre los desvelos, los cambios de pañales, el parto humanizado y el resto de las minucias de la vida familiar que no suele ser un camino liso y sin baches. El programa está plagado por reflexiones sobre la paternidad, dispersas a través de los episodios, que brillan como momentos brillantes de inspiración paterna.

Bandit es un padre activo y presente en la vida de sus hijas, siempre dispuesto a jugar, escuchar y enseñarles lecciones de vida, todo mientras mantiene un sentido del humor contagioso. Bandit no es un papá perfecto; a veces se equivoca y tiene momentos de cansancio o duda, lo que lo hace aún más humano y que genera empatía. Sin embargo, su disposición a reconocer sus errores y su esfuerzo constante por ser un mejor padre envían un mensaje poderoso sobre la importancia de la autenticidad y la imperfección en la crianza.

Además, Bandit en lugar de imponer normas estrictas, permite que Bluey y Bingo exploren el mundo a su propio ritmo, alentándolas a aprender a través de la experiencia. Este enfoque en la crianza cercana y lúdica es un recordatorio para los papás de hoy de que el verdadero rol de un padre no es solo proveer, sino estar emocionalmente presente y compartir momentos significativos con sus hijos. Bandit nos muestra que ser un buen papá no significa ser perfecto, sino estar ahí, al pie del cañón, incluso cuando el día está lejos de ser ideal.

7 respuestas a “¿Por qué «Bluey» tiene al role model del papá de hoy? Aquí te lo contamos.”

  1. Avatar de Horacio Granados
    Horacio Granados

    Excelente caricatura me siento identificado con esta serie animada aplausos para sus creadores Horacio Venezuela

  2. Es una excelente caricatura, identificado es totalmente poco para lo que en realidad es… llegue al punto de que la caricatura me gusta mas a mi que a mi hija de 2 años, es un deleite sentarme cuando mínimo durante 8 minutos (lo que dura un capitulo) para poder ver como mi hija se emociona con la canción del intro, o cuando hacen alguna cosa graciosa, además que el ver al papá jugar con ellas me impulsa a ser un mejor papá.
    En resumen, es una excelente caricatura, la mejor que jamás vi en cuestiones familiares

  3. […] Ser un buen papá es algo más que ganar dinero y mantener una familia. También consiste en estar presente y comprometido con tu familia de forma significativa fuera del trabajo, como Bandit, el papá de Bluey. […]

  4. […] El Covid-19. El cambio climático. Tu moribunda vida sexual. El inconcebible precio del kilo de limón… Hay muchas razones para sentirse deprimido por el estado del planeta. Pero esa negatividad suele agudizarse cuando eres el padre privado de sueño de un niño pequeño que está gritando porque no le dejas ver por enésima vez el capítulo de Sleepytime de Bluey. […]

  5. […] Para eso, aquí van siete maneras de evitar que las distracciones interfieran en tu productividad y ya no tengas que dejar esperando a tu hijo para empezar a jugar con él o ver algún episodio de Bluey. […]

  6. […] los rumores sobre una película de Bluey. Esto es lo que sabemos al […]

  7. […] Bluey es una caricatura excepcional dirigida tanto a niños como a papás, con un montón de chistes para ambos —que levante la mano quienes no sean fans de Bandit, el papá de la familia perruna. Podríamos decir que es un homenaje inteligente, sincero y divertido a la infancia —la de nuestros hijos y la nuestra— y al hecho de crecer en Australia. […]

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