Cosas de papá

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en México la edad promedio de los padres es de 45 años. El 25 % de la población que reportó ser papá, tenía entre 30 y 39 años y el 26 % indicó tener entre 40 y 49 años. Dicho esto, hay un tema que se vuelve cada vez más importante a medida que cruzamos la línea de los 40 años: la nutrición. Sabemos que con la edad, vienen experiencias y sabiduría, pero también ciertos desafíos de salud que debemos abordar. 

Uno de ellos es nuestro metabolismo, que cambia completamente, y la mejor forma de mejorarlo después de esta edad es una combinación de actividad física/ejercicio, junto con los cambios en la dieta que involucran cambiar eficazmente los hábitos alimenticios. Esto puede incluir añadir suplementos a tu dieta, cambiar la frecuencia y el horario de sus comidas y empezar a probar algunas opciones de alimentos y bebidas dirigidas a aumentar el metabolismo. 

Por ejemplo, tomar probióticos para la salud digestiva, probar tés antioxidantes, mantenerse hidratado, elegir una opción saludable para el desayuno, como un batido o smoothie, etcétera. Por supuesto, esto sólo puede ayudar hasta cierto punto, y los cambios metabólicos forman parte del envejecimiento. Pero no está de más hacer todo lo que esté en tu mano para mantenerte al día.

Por desgracia, no existe una fuente mágica de la juventud que pueda detener o ralentizar drásticamente el envejecimiento. Sin embargo, varios alimentos pueden ayudar a reducir o contrarrestar los efectos del envejecimiento en el cuerpo humano. Aunque las pruebas científicas sobre algunos de estos alimentos antienvejecimiento son escasas, otros tienen un buen historial como antioxidantes, promotores de la salud de la piel y los ojos, fortalecedores de los tejidos conjuntivos y mucho más. Entre estos alimentos se encuentran los pimientos rojos, los arándanos, el brócoli, las espinacas y otras verduras de hoja verde similares, la papaya, los frutos secos como las nueces y las almendras, las semillas de granada y el aguacate.

Pero más allá de este listado, lo que necesitas un plan de nutrición adecuado que te permitirá enfrentar estos desafíos y mantenernos saludables, enérgicos y listos para disfrutar la vida al máximo. A continuación te lo doy:

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#1 Reduce la sal para una buena salud cardiovascular

Uno de los primeros cambios que debemos hacer en nuestra dieta después de los 40 es reducir la ingesta de sal. El exceso de sal puede llevar a la hipertensión arterial, un problema común en esta etapa de la vida. Empieza por evitar los embutidos como jamón y salchichas. En su lugar, opta por alimentos ricos en potasio, como plátanos y espinacas, que ayudan a regular la presión arterial. También evita los alimentos altos en sodio, como los alimentos procesados y las comidas rápidas. ¡Un corazón sano es esencial para seguir siendo activos!

#2 Nutrición basada en plantas para una energía duradera

A medida que envejecemos, tendemos a perder masa muscular y ganar peso. Esto puede deberse en parte a una disminución en la producción de testosterona. Para contrarrestar este proceso natural, necesitamos una ingesta adecuada de proteínas. Opta por una dieta basada en plantas que incluya legumbres, nueces y semillas. Sé que la idea no es de lo más atractiva, pero considera que al ser alimentos ricos en proteínas magras, proporcionan la energía necesaria para mantenernos activos. Además, las frutas y verduras frescas son fundamentales para obtener vitaminas y minerales esenciales.

#3 Estilo de vida holístico: más allá de la nutrición

La nutrición es solo una parte del cuadro completo. Después de los 40, adoptar un estilo de vida holístico es clave. Beber suficiente agua es esencial para mantenernos hidratados y apoyar una digestión saludable. Realizar al menos 30 minutos de actividad física al día, y no es necesario que te vuelvas un corredor, basta con caminar o nadar, pues el ejercicio es fundamental para mantener la fuerza y ​​la resistencia. Además, la gestión del estrés es crucial. Practicar técnicas de relajación como la meditación o el yoga puede ayudarnos a mantener la calma en medio de las tensiones cotidianas de nuestra vida doméstica y laboral.

#4 Grasas saludables para un corazón fuerte

No todas las grasas son malas. Las grasas saludables, como las que se encuentran en el aguacate, el aceite de oliva y los frutos secos, son fundamentales para la salud del corazón y el cerebro. Estas grasas también ayudan a combatir enfermedades como la diabetes tipo 2. Recuerda que la moderación es clave, pero no debes temer a las grasas saludables. Son aliadas importantes en nuestra lucha contra el envejecimiento.

#5 Evitar el alcohol y los azúcares añadidos

Finalmente, después de los 40, debemos ser conscientes de nuestros hábitos con el alcohol y los azúcares añadidos. El alcohol en exceso puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Por otro lado, los azúcares añadidos en alimentos procesados y bebidas azucaradas pueden contribuir al aumento de peso y la resistencia a la insulina. Opta por agua, té verde o infusiones en lugar de bebidas azucaradas y modifica tus hábitos con el alcohol.

En resumen, amigos, la nutrición es un componente esencial de nuestro bienestar después de los 40. Al adoptar un enfoque consciente hacia lo que comemos y cómo vivimos, podemos mantenernos fuertes, saludables y llenos de energía. ¡No se trata solo de vivir más tiempo, sino de vivir mejor! Cuídate y disfruta de cada día al máximo. Hasta la próxima, ¡y recuerda que eres increíble!