Después de que naciera mi hijo y lo comunicara a mis amigos vía Whatsapp, un amigo me envió una respuesta que llamó mi atención: «¡Felicidades! Nos veremos en unos años». Me reí ante lo que parecía que era una broma casual que resultó, más bien, una expresión de franqueza.
Mi hijo hoy tiene tres años y medio, y a mi amigo, uno de los más cercanos que he tenido, lo he visto una vez desde aquel día fatídico/extraordinario, estresante y que resultó ser un punto de inflexión.
Mi amigo y yo seguimos hablando continuamente, pero él es el mejor ejemplo —hubo varios más de quienes ya no he tenido noticias. Si bien nunca he sido el más gregario en mi vida, después de ser padre, mi vida social se atrofió, de la noche a la mañana. Pero, ¿qué haces como papá para conservar a tus amigos?
Tener un hijo, cualquier papá te lo puede decir, transforma de inmediato tu relación con casi todo y con todos, incluidos los amigos que antes considerabas las personas más importantes de tu vida. Algunos de ellos se alejarán, a otros los ignorarás sin querer y otros ignorarán el hecho mismo de tu nueva paternidad («¿Qué pasó? ¡Esta cuarta copa de vino no se va a beber sola!»).

Es un hecho, tu paternidad hará que tus amigos se vayan. Es más, antes de la llegada de tu bebé notarás que se gesta un cambio. Vas a consultas con el ginecólogo, estás ocupando diseñando su habitación y yendo al curso profiláctico. Cuando menos sientes, todo tu tiempo, dinero y vida están concentradas en esa personita que está por llegar.
Es la línea que separa la vida antes y después del bebé, en la que nada será igual, particularmenten tus relaciones. Con tu pareja, tus padres, tus hermanos y, sobre todo, con tus amigos. Te acercarás más a algunos de ellos, otros se perderán como lágrimas en la lluvia y, con un poco de suerte, llegarán otros.
Las cosas van a ser distintas, pero eso no significa que las amistades deban desaparecer por completo. Los amigos son un bien crucial y, si puedes evitarlo, hay que preservarlos de la mejor manera posible. Para ello, hay que estar dispuesto a aceptar el cambio y seguir algunos de estos consejos.
Arremángate
Un problema subyacente que afecta a la obtención de tiempo personal es el desequilibrio en la crianza de los hijos. Los hombres solemos hacernos a un lado y dejar que nuestras parejas tomen la iniciativa. Es natural, porque estás frente a algo completamente nuevo para tí y ante lo que te sientes un completo inútil, solo que esa no es razón por la que debamos reaccionar así.
En mi experiencia, debes involucrarte antes de la llegada del bebé: acude a las citas, a los cursos y a las compras. Pero más allá de eso, lo que importa es que estés totalmente presente. Haz preguntas. Anota siempre cualquier información, nunca sobra. Lee opiniones sobre cunas, qué sé yo. Todo ello te ayuda a establecer un vínculo con tu bebé y a reforzar tu confianza con tu pareja. Eso establecerá que los dos son un equipo.
Pide que te echen la mano
Desde pequeños, a los niños se nos anima a resolver las cosas y a ser autosuficientes. Eso lleva a que, una vez que somos adultos nos aislemos cuando llega el momento de cuidar a nuestro bebé. «Los padres tienden a ser padres aislados», comenta John C. Carr, psicoterapeuta y autor de Becoming a Dad. Así que, cuando tus amigos te ofrezcan echarte una mano, que ni te pase por la mente el pensamiento de «no quiero causarles molestias». Tómales la palabra, verás que no lo están diciendo de dientes para afuera.
Pídeles que te sigan invitando a sus cosas, aunque nunca puedas ir pero quieras hacerlo. Es básicamente pedirles que tengan un poco de fe en que las cosas van a cambiar.
Anótalo
Cuando estás en plena paternidad te puede parecer que no hay tiempo para nada más que para el bebé, pero lo hay. Sólo tienes que tratarlo como las juntas de trabajo o la alimentación y plasmarlo en un calendario.
Cuando te conviertes en papá, tienes que ser más consciente con todo lo que haces y planeas, de lo contrario, temas como los amigos las percibirás como un lujo. Además, cuando haces que las cosas sean predecibles, el estrés disminuye. Sabes que el jueves es tu noche de cervezas -y también tus amigos.
Y hay otra gran ventaja. Cuando ayudas a tu pareja a que ella también salga, tendrás tiempo a solas con tu bebé. Tal vez al principio te dé miedo quedarte solo ante un berrinche interminable, pero a medida que vas superando estas pruebas, tu confianza crece, lo que se traduce en que sea aún más fácil salir para ti.
Involucra a tus amigos
Es fácil creer de que tus cuates que no tienen niños no se preocuparán por el bebé. Incluso inconscientemente eso haga que los alejes. Pero te pueden sorprender, solo no seas monotemático con la paternidad, platica de las cosas de las que solías hablar con ellos antes de ser papá. Así podrás introducir anécdotas con tu niño que creen empatía con ellos: “Esa rola de Joy Division siempre lo pone a bailar”.
Claro, a veces se vale enviar un mensaje de texto para cancelar: «El niño estuvo despierto toda la noche. Estoy muerto «.
Sé flexible
Dos actitudes remanentes de la infancia contaminan la forma de pensar sobre nuestras amistades. Una de ellas es que las amistades sólo giran en torno a objetivos, equipos o actividades, y que si éstos se acaban también termina la relación. Pero con un bebé, la flexibilidad es imprescindible. Hay que reimaginar cómo, dónde y cuánto tiempo ver a los amigos, ya sea tomar un café o dar un paseo.
Esto significa que habrá que reinventar nuestras relaciones. El temor al rechazo es siempre una posibilidad, pero hay que superar esa preocupación inicial, porque la alternativa es no cuadrar nunca un día para verlos y eso no queremos que suceda.
Aprovecha tu nuevo estado emocional
Una de las ventajas de la paternidad es que te hace más valiente. Estar agotado también ayuda a disminuir tus inhibiciones. Sólo quieres ir al grano porque tienes mayores prioridades y menos tiempo que perder. Aprovecha eso cuando te reúnas con tus amigos. No significa que todas las conversaciones tengan que ser serias, pero sí que tienen que valer la pena.
Tal vez demuestres algo de vulnerabilidad y luego preguntes cómo le va a tu amigo. Puede que algunos se resistan, pero otros se lanzarán de inmediato y la amistad adquirirá una dimensión adicional. Puedes tomar una copa e ir al grano. Tu recompensa será una relación más profunda.
Esta es una adaptación del artículo original, publicado en Fatherly.






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