La paternidad no es para los cobardes. Asumir el papel de papá requiere fuerza y valor. Y esto no quiere decir que sea un desafío físico, sino que ser padre es muy demandante.
Algunos estudios demuestran que tu confianza, la forma en que te percibes a ti mismo como padre y el valor que le das a tu papel como tal, tienen un impacto en el comportamiento de tus hijos. Los niños buscan fortaleza en su papá, y su confianza en sí mismo les ayuda a sentirse seguros.
No te tomará mucho tiempo darte cuenta de que tus hijos están pendientes tu comportamiento –en menos de lo que pensé me percaté de eso con el mío. Si actúas con inseguridad en tu papel de papá, es más probable que ellos actúen con miedo o ansiedad. Solo que me he dado cuenta de que no tengo que ser perfecto; basta con estar seguro de que soy un padre amoroso y afectuoso.
Aquí hay algunas cosas que he aprendido en mi búsqueda para convertirme en un padre más seguro.

No te compares con otros papás
La crianza de los hijos no es un deporte competitivo. Las familias son diferentes y únicas. Cada quien tiene su propio estilo de crianza. Tus hijos no van a crecer y recordarán que eras como cualquier otro padre. No, ellos te recordarán por la forma única y particular como solías hacer las cosas.
Deja de autocriticarte
Cuando los pensamientos negativos y las dudas inundan nuestro cerebro, pensamos en las cosas que hemos hecho mal y no recordamos todo lo que hemos hecho bien. Como papás, hacemos lo mejor que podemos y lo volvemos a intentar de nuevo al día siguiente. Si tienes que arreglar un malentendido o disculparte, solo hazlo. Pero lo que no puedes cambiar, simplemente se convierte en una lección de la que te llevas un aprendizaje. No seas tan duro contigo mismo.
Practica meditación
La meditación nos ayuda a responder con calma en situaciones tensas. Una respuesta consciente a un momento de crisis involucra un momento en el que te detienes, inhalas un par de veces, observas bien lo que está sucediendo y cómo estás reaccionando ante ello, ya sea con ira, frustración o pánico. Solo entonces ya puedes elegir cómo responder. Bastan unos segundos para procesar la situación y calmarse; pero esta pausa te puede ayudar a desarrollar una mejor respuesta a lo que está sucediendo.
Pide ayuda cuando sea necesario
Cuando tu hijo está físicamente enfermo, lo llevas a un médico, pues lo conducente es pedir ayuda a los expertos. Esto también aplica a los problemas psicológicos, emocionales o de comportamiento de un niño. Estos temas deben ser tratados por profesionales capacitados y con experiencia en su área. Asegúrate de obtener la ayuda que necesitas y ten claro que tú no tienes ninguna culpa.
Tranquilo, vas por buen camino
La crianza de los hijos puede ser difícil, pero también se puede convertir en el trabajo más increíble que hayas tenido. Deja de preocuparte. Disfruta tu tiempo con ellos. Ríete de las tonterías que haces para ellos. Sé tú mismo. Haz tu mejor esfuerzo y olvídate de lo demás. Si amas a tus hijos y los cuidas, entonces estás siendo un buen papá.







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